El majestuoso Hospital de Viruela, de estilo neogótico, se erigía en el extremo sur de lo que solía ser Blackwell Island, en la ciudad de Nueva York.
Conocido también como Hospital de Viruela Renwick, en honor al arquitecto James Renwick, Jr., este lugar fue un centro de tratamiento para las víctimas de la enfermedad hasta que en 1886 se convirtió en la Residencia de Enfermeras de la Escuela de Formación del Hospital de Maternidad y Caridad.
Las ruinas que quedan hoy en día, supuestamente marcadas por las muchas almas que pasaron por aquí, todavía pueden ser exploradas por los visitantes intrépidos de la isla.
Construcción del Hospital de Viruela Renwick
El hospital original se construyó con granito extraído de la misma isla donde se encontraba. Cuando abrió sus puertas por primera vez en 1856, disponía de 100 camas en su arsenal.
La gestión del hospital pasó del gobierno de la ciudad de Nueva York a las Hermanas de la Caridad de Nueva York en 1875, y se optó por cambiar el nombre a Riverside, reflejando su creciente popularidad.
Aunque la vacuna contra la viruela estaba ampliamente disponible y se habían logrado avances significativos en la inmunización de la población, la enfermedad aún persistía en Nueva York a mediados del siglo XIX.
Ante esta situación, se tomó la decisión crucial de construir el primer hospital dedicado exclusivamente a tratar la viruela, con el objetivo de aislar a las víctimas y frenar la propagación del virus.
Por eso, la isla en el East River, más tarde rebautizada como Isla Roosevelt en 1973, resultó ser el sitio ideal.
El hospital tenía que ser capaz de acoger a todos, por lo que, además de las habitaciones privadas en los dos pisos superiores, se incluyó una sala de beneficencia destinada a los residentes más desfavorecidos.
La nueva era: Escuela de Enfermería
Con el correr de los años, el hospital finalmente cerró sus puertas y su interior fue desmantelado y remodelado para convertirse en una escuela de enfermería. Durante este proceso de transformación, se añadieron dos nuevas alas al edificio principal.
En 1903-1904, el estudio de arquitectura York & Sawyer supervisó la construcción del ala sur, mientras que el ala norte fue creada por Renwick, Aspinwall & Owen en 1904. Estas nuevas alas fueron diseñadas para albergar dormitorios, aulas y centros de capacitación para estudiantes de enfermería y personal residente.
Breve auge y abandono
La nueva Residencia de Enfermeras de la Escuela de Formación del Hospital de Maternidad y Beneficencia se convirtió en un centro educativo crucial, operando durante casi setenta años. Sin embargo, tanto el centro de formación como el Charity Hospital cerraron sus puertas en la década de 1950. En su lugar, las operaciones se trasladaron a un nuevo conjunto de edificios en Queens.
Los edificios del hospital quedaron abandonados por completo, y el paso del tiempo no hizo más que contribuir a su transformación en ruinas. Sin embargo, gracias a su arquitectura neogótica notable, el hospital fue incluido en el Registro Nacional de Lugares Históricos, preservando así su legado histórico incluso en su estado de abandono.
Proyecto de restauración
Las fotografías capturadas en 1983 por el Estudio de Edificios Históricos Americanos muestran el edificio abandonado en un estado mucho más intacto en comparación con el esqueleto que queda en la actualidad.
A lo largo de los años, se han realizado esfuerzos desesperados para recaudar fondos y salvar las ruinas. Todo comenzó con un proyecto en 2005 para iluminar la fachada del hospital, en un intento por resaltar su majestuosa arquitectura. Sin embargo, lamentablemente, la persistencia del tiempo y el abandono causaron estragos, y una sección del ala norte se derrumbó en 2007, marcando un triste hito en la decadencia del edificio.
La gravedad de la situación se intensificó rápidamente, llevando a la implementación de un proyecto de estabilización valorado en 4,5 millones de dólares. Este proyecto no solo se enfoca en las restauraciones estructurales del edificio, sino que también incluye planes para crear un área pública de 57,000 metros cuadrados y erigir un monumento en honor a Franklin D. Roosevelt. Estas medidas no solo buscan preservar el legado histórico del hospital, sino también revitalizar el espacio para el disfrute y la apreciación de la comunidad.